También conocido y promovido como glucosa o jarabe de maíz de alta fructosa, jarabe o miel de agave, karo, kero y otras designaciones es, al igual que el azúcar refinado, una substancia pura carente de nutrientes por lo que impone al metabolismo un trabajo extra que agota poco a poco nuestras reservas vitales conduciendo el organismo a diferentes estados defectuosos según las características fisiológicas de cada persona tales como obesidad, diabetes, hipoglicemia, osteoporosis, hipertensión, hígado graso, acidificación de los líquidos y tejidos del organismo, elevación del ácido úrico y los triglicéridos, gota, cáncer y una larga lista de enfermedades y trastornos.
En los envases que lo venden aparece como:
JMAF, fructosa, sólidos de jarabe de maíz, glucosa-fructosa, azúcar de maíz
o high fructose corn syrup (HFCS), y se encuentra en casi todos los
alimentos procesados porque es un ingrediente barato y muy “práctico” en la
manufactura industrial de alimentos.
Estos jarabes o mieles de maíz de alta fructosa son
edulcorantes líquidos, espesos, transparentes o de color ámbar y son
obtenidos de maíz transgénico después de un largo proceso de manufacturación
que comienza con el refinamiento del maíz.
Luego es sometido a altas temperaturas repetidas
veces para romper su estructura molecular, se vuelve a refinar, se blanquea y
filtra hasta quedar en una sustancia "pura", un almíbar con un grado
de concentración ideal para su comercialización y que es un ingrediente que
tiene muchos usos en la cocina
del pastelero.
Es uno de los azúcares
"invertidos", que permanecen líquidos en lugar de cristalizarse. También
ayuda a prevenir que otros azúcares se cristalicen, que es una de las razones
por las que a menudo se añade a los dulces y glaseados (untable como cierto
tipo de quesos muy cremosos y sabrosos por su contenido de jarabe de maíz).
De acuerdo con un estudio realizado por la
Universidad de Princeton, USA, el consumo del jarabe de maíz de alta fructosa
está relacionado con la actual epidemia de obesidad. Se comprobó que
aumenta la grasa corporal, el colesterol y los triglicéridos, indicadores que incrementan
las posibilidades de infarto, especialmente en mujeres. De hecho, es en los
Estados Unidos es el país donde más se consume y, también, donde más se
prohibe.
En los niños provoca obesidad, hiperactividad,
déficit de atención, dolores de cabeza y afecta su capacidad de detectar
distintos sabores, reduciendo su paladar a la sola percepción del sabor salado,
dulce y amargo perjudicando así su capacidad para elegir e ingerir
alimentos naturales.
Según un estudio realizado por el Centro de Ciencias de la Salud de
la Universidad de Colorado, el exceso en el consumo de JMAF aumenta el riesgo
de hipertensión, que puede provocar todo tipo de problemas de salud
aumentando el riesgo de infarto, cardiopatías, derrame cerebral, etc.
Otro
estudio publicado en la revista internacional “Environmental
Health” indica que muchos alimentos comunes fabricados con jarabe de maíz
de alta fructosa contienen mercurio. Evaluaron 20 muestras de jarabe de maíz de
alta fructosa y hallaron mercurio en nueve de ellas.
Al igual que la sacarosa, el
JMAF eleva en forma inmediata el nivel de azúcar en la sangre y genera antojos
constantemente, por lo que ha sido denunciado como un gran generador de
obesidad en el mundo.
El jarabe de maíz es conocido también como el “veneno escondido”
porque se encuentra presente en casi todos los alimentos y bebidas que tienen
endulzantes calóricos agregados: gaseosas, jugos artificiales, jugos de frutas
endulzados artificialmente, confituras, postres, yogurts saborizados, y en una
gran mayoría de productos horneados y panificados, como así también en
mermeladas y jaleas. En la repostería es muy apreciado.
Así mismo, hay una enorme
cantidad de alimentos “light” que contienen JMAF. Una infinidad
de yogures y barritas de cereales, contienen este jarabe y muchas personas
que intentan alejarse del azúcar, terminan consumiendo JMAF, cuyos
efectos negativos en su salud, son iguales o peores que los de la
sacarosa. Por todo ello, se recomienda leer siempre en la etiqueta la
información nutricional de los alimentos que te llevas a la boca y verificar
que no contengan jarabe o sirope de Maíz.
El jarabe de maíz también se comercializa como sirope
dorado que es más grueso y más viscoso y que contiene melaza clara (para
diferenciarla de la melaza oscura) y glucosa que es un jarabe mucho más espeso
y pegajoso muy utilizado en las grandes industrias alimentarias.
Todas las modificaciones que se hacen a los
azúcares simples y compuestos para producir sustitutos del azúcar blanco,
edulcorantes artificiales y polioles para consumo humano son causantes de
graves enfermedades si se consumen con frecuencia en la dieta humana como ha
sido ya denunciado por numerosos médicos, nutricionistas, fisiólogos, biólogos
e investigadores en todo el mundo.
Tales producciones industriales se emprenden
sin un conocimiento real de las consecuencias nefastas que estas
modificaciones producen en las personas y las investigaciones que las dan a
conocer son hechas completamente por fuera de la industria de los
azúcares refinados y artificiales en todas sus modalidades.
En fin, la sacarosa y el jarabe de maíz
son los azúcares refinados y superprocesados que más alarma han generado en el
mundo en los últimos años. Sobre sus perjuicios se han escrito y divulgado
cantidades enormes de publicaciones en todos los medios de comunicación y en
cantidad de Websites en los idiomas de mayor cobertura mundial.
Esperamos que estas campañas alcancen pronto los
mayores resultados en la conscientización del gran público en bien de
la salud de todas las personas que son esclavos de estos
pseudoalimentos que masivamente se consumen en la actualidad.
El video contiene una entrevista hecha a la nutricionista argentina Myriam Garban y a varios transeuntes que responden preguntas sobre el jarabe de maíz. Debes verlo para complementar la información del artículo.
https://es.wikipedia.org/wiki/Jarabe_de_ma%C3%ADz
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