sábado, 9 de julio de 2016

EL CONSUMO DE CARNE Y LA MATANZA ORGANIZADA DE ANIMALES


Luego de varias publicaciones sobre el tema de los edulcorantes y las diferencias fundamentales que hicimos para destacar el valor insustituible de los hidratos de carbono simples y complejos integrales en función de la nutrición, la alimentación y la salud, veamos ahora la problemática de la carne.

Abordemos el tema del consumo masivo de carnes desde un punto de vista moral y filosófico. Vamos a verlo primero de este modo y a manera de introducción para luego examinarlo en el orden de su verdadero valor biológico y energético como alimento y sus consecuencias en la salud y la enfermedad.

Para empezar, una reflexión es muy conveniente hacer. Se trata del problema de la matanza organizada de animales en todas partes y los invito a meditar en semejante problemática porque es de la más trascendental importancia, y lo comentaremos sin entrar en detalles pues, además de su lógica contundente, es un tema que vincula de modo estrecho la participación humana en la vida colectiva en todo el sentido de esta expresión. 


LA MATANZA ORGANIZADA DE ANIMALES

El hecho de comer carne va mucho más allá de la salud individual y colectiva de la humanidad. Implica una tragedia en la naturaleza: la matanza organizada de animales.

Veamos esta realidad en cifras y calculemos de la siguiente manera: si en una ciudad como Bogotá, Colombia, se matan diariamente 900 mil animales aproximadamente, ¿cuántos caen al año? La respuesta aproximada es: ¡329 millones de criaturas que mueren anualmente a manos de los hombres!


                                                                                             

Si llevamos este cálculo a todos los pueblos y ciudades del mundo, ¡la cifra anual de animales que tienen que morir para “alimentar” a los humanos es incalculable!

Esta es una tragedia que se vive diariamente en nuestro planeta tierra: la matanza organizada de animales como un hecho y un acto perpetuo: a cada instante en muchos lugares del planeta se está haciendo una matanza de animales.

Todo ello sin hablar de los gravísimos problemas ecológicos generados por la alimentación de toda esa gigantesca cantidad de animales condenados a muerte prematuramente que de muchas maneras afecta negativamente la alimentación humana, la propia alimentación animal y la estabilidad del planeta mismo por la enorme cantidad de toneladas diarias de gases de invernadero que se vierten en la atmósfera, y de otras consecuencias más que se pueden investigar fácilmente en la Internet con datos que se encuentran a la disposición de todos los que quieran darse a la tarea de buscarlos.

Ahora bien, en relación con esta dramática realidad hay un importantísimo factor a considerar el cual lleva implícita la solución del problema. En todas las religiones Judeo-cristianas (judaísmo, catolicismo, cristianismo y el islamismo con sus múltiples sectas cada una), está el mandamiento NO MATARAS el cual incluye a todas las criaturas. Si no fuera así diría entonces NO MATARAS A TU PROJIMO.                            
                         
 No matar significa también no comprar carne, ya que de otra manera uno se hace cómplice de aquellos que matan a los animales.” (Dr Serge Raynaud de la Ferriere Los Grandes Mensajes pag 501, editorial Diana, México, 1972)



  
¿Cuál es la cifra total de personas agrupadas en la actualidad (comienzos del tercer milenio) bajo alguna designación Judeo-cristiana? Supongamos que la mitad de la población mundial y hagamos la siguiente consideración: ¿cuántos animales se dejarían de matar diaria y anualmente si todas estas personas siguieran rigurosamente este mandamiento?

La respuesta es: la mitad de la población mundial según esta apreciación. Si acudimos al Antiguo y Nuevo Testamento, es necesario considerar que este Mandamiento no está aislado en el conjunto de todos los versículos contenidos en La Biblia. Veamos algunos de los más explícitos.

El primero de todos está dado en el Capítulo 1 versículo 29 del Génesis en el cual leemos: “Y dijo Dios: he aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla, os serán para comer

Para quienes deseen buscar más, he aquí otras referencias: Génesis IX: 4, Exodo XX: 13, Levítico XVII: 10 y 14, Deuteronomio V: 17, Mateo V: 21, XIX: 18, Romanos XIV: 20 y 21 donde leemos: “No destruyas la obra de Dios por causa de la comida… Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, se ofenda o debilite.” (Santa Biblia, Antiguo y Nuevo Testamento, antigua versión de Casiodoro de Reina (1569) revisada por Cipriano Valera (1602) de las Sociedades Bíblicas en América Latina)

El Corán, el libro Sagrado de los musulmanes dice al respecto en el Capítulo II, versículo 163 [comer frutas, en el versículo 168: prohibición de comer los animales] y en el versículo 216 se lee: [prohibición de beber vino, etc.] (Dr Serge Raynaud de la Ferriere, Volumen II de sus Propósitos Psicológicos pag. 254, Lima, Perú, 1966)  

En cuanto a las religiones orientales, siendo el budismo y el hinduismo las que más personas agrupan, el problema de la matanza organizada de animales no existe (no hay mataderos) porque todos sus adherentes no sólo son vegetarianos, sino que difunden este sano régimen alimentario en todo el mundo.

Los primeros preceptos se encuentran en los pansilas (virtudes) siguientes: “[Panatipata Veramani Sikkha Padam Samadyam]” equivalente al quinto mandamiento de la Ley mosaica y en [Suramirayer Madjepama Datthana Verami]. En cuanto a las Escrituras las indicaciones están en [Vinaya-Pitaka] y en el [Sutra-Nipata] referido a la prohibición de tomar vino, alcohol, o licores tóxicos”. (Dr Serge Raynaud de la Ferriere Los Grandes Mensajes pag 501)  

Entonces, si los adherentes de las religiones judeo-cristianas -la mitad de la población del mundo, aproximadamente- no comieran carne, como lo hacen casi todos los miembros de las religiones orientales incluyendo a los shintoistas y jainistas, sumados a los otros grupos muy numerosos que no la comen, estaríamos muy cerca de que la gran mayoría de la población mundial no coma carne.

Lo que se necesita entonces, es que las religiones de origen judío promuevan el fiel cumplimiento de Su Mandamiento NO MATARAS porque es indudable que tienen, moralmente, ¡el deber de hacerlo! Es lo que esperamos todos para los muchos beneficios individuales y colectivos que resultarán de semejante acto de buena voluntad y de responsabilidad moral y social.
                                                               

  
Estos y otros mandamientos y preceptos de las religiones occidentales y orientales están basados en el conocimiento que los antiguos pueblos tenían de las leyes de la naturaleza y de la vida, leyes que no dejan de existir por el hecho de que en nuestros tiempos no se las considere ni apliquen como tales, ni en lo religioso ni en lo científico, porque son leyes y preceptos olvidados. Tan antiguos son.

La unión de religiones promovida por el Vaticano desde hace algunos años, bien podría comenzar por este punto que es común a todas y que constituiría un vínculo que podría fortalecerse mucho si se llegaran a acuerdos y propuestas concretas que beneficiarían grandemente al mundo y a sus criaturas, animales y humanos. Con ello demostrarían un verdadero seguimiento de los mandamientos y preceptos basados en la Ley de Dios que tanto proclaman.                                                                             
                           

CONCLUSIONES
                               
De acuerdo con el número de adherentes a las religiones orientales y a los que pertenecen a varios movimientos cristianos no católicos que son vegetarianos en el cumplimiento del mandamiento bíblico NO MATARAS, según el número creciente de personas que practican Yoga en el mundo y de las personas que, ajenas a las religiones orientales, son vegetarianas, podemos calcular que en la actualidad hay aproximadamente un 55% de personas en el mundo que no comen carne. Este promedio aumenta inconteniblemente porque el hecho viene en incremento desde los años sesenta del siglo pasado cuando surge en occidente un movimiento mundial en pro del vegetarianismo.   

                                   
                                                                       

Asistimos pues, en los últimos años a la divulgación masiva de la alimentación natural en todas partes. Vemos en todas las ciudades y pueblos de nuestro planeta el surgimiento de terapias, métodos de salud, de diversas clases de medicinas especializadas en la salud con sus prácticas.

Las tiendas y supermercados naturistas y de alimentos cultivados orgánicamente proliferan más y más en todas partes. Los medios de comunicación contienen variadas formas de temas, recomendaciones y anuncios sobre la salud y la alimentación. ¡Y ésto es sólo el comienzo! Todo ello demuestra el avance incontenible de la fuerza de la vida que se manifiesta desde la alimentación y que se expresa cada vez más en la medida en que se extiende congruentemente al tema ecológico y ambiental.

La voz mayoritaria del planeta clama y proclama que nuestra tierra sea rescatada de la depredación que viene ocurriendo desde hace unos 300 años. Elevemos pues, nuestras voces en un canto a la Vida y a la Naturaleza e invoquemos las palabras del poeta inglés Alexander Pope (1688-1744) quien en uno de sus poemas dice:

Larga cadena
cuyo centro ocupa el hombre,
que de argolla en argolla
une al átomo con Dios,
y que descendiendo
a la par que se eleva,
crece hasta el infinito y
baja hasta la nada.
(Los Grandes Mensajes pag 299)




En enlace contiene un artículo del movimiento adventista sobre la prohibición que hace la Biblia de comer carne, y el video contiene una interesantísima exposición titulada La Verdad sobre la Carne a cargo de Marianne Thieme, una parlamentaria holandesa que habla en defensa de la vida de los animales y del medio ambiente .











No hay comentarios.:

Publicar un comentario